El cuerpo delicado de la mujer y una piel casi tan suave como la mía, no me exitan particularmente. Recuerdo que hace poco bailé en Cuchitril con mi amiga M. Las dos teníamos falda y entrecuzábamos las piernas. La sensación era extraña, bajar hastar el piso rozándonos los muslos tan suavecitos. Un leve estremecimiento sí paso entre mis piernas. Pero nada comparado a lo que siento cuando un pipí se empieza a poner muy duro o cuando me lo imagino. Simplemente no lo puedo resistir.
sábado, 8 de mayo de 2010
Las mujeres y yo
Aunque ayer en la tarde estaba muy cansada, termino con unos amigos en Purple, el bar gay “in” en la 33. Desde hace algún tiempo tengo definida mi heterosexualidad en un gusto casi excesivo por el miembro masculino, sin embargo recientemente me he preguntado si no podría expandir mis horizontes como medida de emergencia ante su escasez.
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