lunes, 10 de enero de 2011

Hombre, man, homme

Los hombres son mi debilidad aunque me encantaría ser menos selectiva, pero sobretodo que en tan escrupolosa selección, no eligiera a los más locos y tostados. De entrada miro los brazos. Si las venas están brotadas, ganan puntos. Si cuando hacen un movimiento fino los musculos se dibujan con las sombras, ganan puntos. Si tienen el pelo más cortico que el mío, si sonríen con los ojos, si las uñas están limpias y cortas... Después viene el scan. Pelo, camiseta (imagina uno el interior), pantalones (imagina uno el interior) y finalmente zapatos. Que no sean de cuero cafe o negro brillante, por favor. Y que tengan cordones. Soy muy superficial. A material girl in a material world.

Aprobado el scan, sigue la prueba linguística. Me gusta el factor sorpresa y el atrevimiento simplemente me excita. Me gustan buenos conversadores y que tengan una pasión que salte a relucir desde el primer momento. Que me hablen de viajes y de libros, hace mi mente volar y si estudiaron algo como antropolgía, historia o literatura, se me eriza todo, todo (me funciona como 4 tragos de aguardiente “el abrepatas universal”). _¿Es raro esto? ¿no tienes tú una carrera fetiche?

Me gusta que lean, que sepan usar las palabras (depronto esa es mi perdición). Me gusta la honestidad. Por favorrrrrrr que no me hablen de plata, de la otra gente, de problemas ni de trabajos aburridos de 8 horas en cubículos del futuro del pasado, ni de exnovias y menos de novias. Me gustar descubrir que hablan otros idiomas y que tienen toda la disposición de enseñarme alguno (equivalente a 5 tragos de aguardiente). Y así, para no alargar más esto, poco a poco se va llegando a lo que ya en principio se quería.

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